EDITORIAL

Resumen

Las medidas de confinamiento destinadas a contener la propagación de la COVID-19 han privado a millones de niños, niñas y adolescentes de acceso a una educación de calidad, vacunas esenciales, alimentos nutritivos y atención de la salud mental. Las niñas, niños y adolescentes, son las víctimas ocultas del coronavirus. La pandemia del COVID-19 y las medidas tomadas por el gobierno para disminuir su propagación han alterado la vida de los hogares de éstos y han generado cambios en los hábitos y rutinas de las personas. Hay un conjunto de efectos colaterales que impactan en dimensiones como educación, nutrición, salud física y mental, ocio y recreación, protección, entre otras. En particular, estos efectos se intensifican en aquellas poblaciones más vulnerables. A casi tres años de la pandemia por COVID-19, los estudios científicos siguen reportando secuelas muy importantes, no solo en la salud física, sino también se resalta la salud mental y las alteraciones de corte emocional, que aquejan a niñas, niños, adolescentes y sus implicaciones tanto en su desarrollo físico y psíquico, como en sus relaciones interpersonales y escolares. Cuenta de ello, son los resultados que nos aportan algunos de nuestros autores en los artículos vertidos en este número de la Revista de Psicología de la Universidad Autónoma del Estado de México.